Los Singin' y My Love Song

No es una canción de Neil Young, aunque la verdad es que no me explico por qué. Debe de ser solamente porque se les ha ocurrido a los miembros de este grupo barcelonés en vez de al genio canadiense.
A nosotros nos la cantaron ellos mismos en su actuación dentro del III Rust Festival que venimos celebrando los miembros de la Playa de Neil con la idea de que algunos mejoráramos nuestro inglés (cosa difícil).
Yo no me resisto a que disfrutes un rato con ella.


Imagen insólita del III Rustfest

Después de unos días de relax y "carga de pilas", vuelvo sólo para explicaros lo que me ha sucedido.
Es domingo por la tarde. El Rustfest ya ha finalizado y entre la gran cantidad de Rusties que todavía quedan por La Traviesa, me dispongo a buscar a mi buen amigo Jose Erveza para charlar un poco.
No lo veo entre la gente, pregunto a unos cuantos y nadie sabe nada de él. Miro bajo los tiradores de la cerveza en la barra de La Traviesa y... ¡tampoco ! ¿se lo habrá tragado la tierra?
Una idea pasa por mi mente. ¿algo que le haya impactado de Torredembarra? ¿habrá ido a ver su querido monumento? No nos olvidemos que se comió el trozo de tarta con el monumento.
No me lo pienso más, salgo de La Traviesa, cruzo la vía del tren y me dirijo hacia la playa.
Llego al monumento y...  ¡mis ojos no pueden dar crédito a lo que estoy viendo!
Veo a Jose subido al monumento a punto de caerse, con su inseparable cerveza y sobre una pira de libros ardiendo. ¿Qué significado tendrá esto?, me pregunto.
Mi primera reacción es inmortalizar el momento con la foto que os muestro y, seguidamente, apagar el fuego, ya que al menos sólo se va a dar un batacazo y no se quemará.
Este Jose lo tenemos que vigilar de cerca cada año. O se nos mete a cófrade de la Virgen del Carmen, como sucedió en Valdoviño, o se pone a levitar por las influencias de Sophía, como pasó en Bolonia.
¡Si es que que no ganamos para sustos!. A ver si el próximo año entre todos lo vigilamos más de cerca.

Saludos.

Crazy Ponys

Luis Veiga...

Carlos Pita...

Xaco Lourés...

Ricardo Veiga...

Los Crazy Ponys... en concierto.

Otro grupo que la mayoría llevamos esperando un año para poderlos escuchar en directo. Pero que por otro lado tememos escuchar porque eso representa el fin de este festival playero y oxidado.
Los Ponys son algo muy especial para nosotros: fueron los primeros que se tiraron a la piscina por una pandilla de fans locos que andábamos desperdigados por todos los rincones posibles. Básicamente son otro grupo de fans locos que andaban por aquellas fechas dando guitarrazos por los alrededores de una playa que te quita el sentido. No tan básicamente son un grupo de fans locos que andan llevando a Neil Young de la mano por toda Galicia y otras partes del Universo. Y siempre he pensado que quizás fue esa locura común lo que hizo conexión inmediata entre todos.
Por eso, cuando los Ponys se suben a un escenario, estoy seguro que nadie ve a cuatro sujetos moviéndose sin parar de un lado a otro, sino a unos máquinas haciendo música con el corazón, que conectan directamente con los corazones de otra pandilla de gente que está frente al escenario dando saltos sin parar al compás de su ritmo.
Son algo serio que tienes que vivir para poderlo sentir. Imposible para mí de explicar con letras.

















El set list que los Ponys trajeron en sus macutos se compuso de 14 temazos clásicos del Tío Neil. La entrada, más que triunfal diría yo, fue por una original interpretación de Words on a String (con brochazos de blues guitarrero que me tuvo despistado un tiempo) que me recordó a la entrada del Tío Neil cuando sintoniza su Love And Only Love como hizo en Jerez en 2001. Suficiente para inflamarte los pulmones.
Le fueron siguiendo Cinnamon Girl, un Fuckin Up con una batería que ni Molina (bien por Carlos), y un Tonight's The Night así, a palo seco, con dos c..., dedicado a la prima de alguien, pero que no me quedé con el nombre.
La primera sorpresa la dío la invitación a subir hecha a nuestro amigo Joserra que calentó su vozarrón en un tema como Roll Another Number y se pegó, además, sus solos de armónica en el siguiente (Buffalo Springfiel Again) y eso que se habían conocido la tarde antes, pero donde hay madera...





La noche continuo pausadamente con los acordes de Alabama...






Y el hipnotizante Dow By The River detrás.





Al que le siguió un precioso Love To Burn que a mí me pareció que tuvo una interpretación impecable por parte del grupo y que sirvió para enfilar el último tramo de la autopista.
Tras él vino un poderoso Hey Hey My My que nos puso otra vez en órbita a todos los que estábamos por allí abajo.
Acto seguido se dejaron caer un Ohio con un comienzo muy a lo CSNY y que sirvió de rampa de lanzamiento (asistido por algún espontáneo) para el Like A Huriccane que vino después y que puso los pelos de punta a más de uno de los del patio de butaca.























Ya solo faltaban un par de escalones para llegar a lo alto de la escalera. Uno de ellos fue para Cowgirl In The Sand, en el que demás de algún que otro espontáneo, se subieron al escenario Robert Sampimon (voz) y Carlos Gambarte (de Los Singin, a la guitarra).
El otro... ¡ay! con el otro llegó el final. Con más o menos precaución dada la hora pasada ya de la fijada para el cierre, empezaron los acorde de un Rocking In The Free World, como no podia ser de otra manera. El tema, convertido ya en himno dentro y fuera del mundo Rusty, nos fue ganando como saben hacerlo estos Crazy Ponys. Mientras la sintonia se iba desgranando, nosotros, su público, entrábamos en esa especie de compromiso con la canción: a la vez que el corazón te levanta, la cabeza te lleva hasta el fin del camino.
Un año más, este grupo de amigos que se reunen alrededor de La Playa, hemos tenido nuestra reunión anual. Siempre nos sabe a muy poco, pero siempre nos vamos con la esperanza puesta que dentro de un tiempo volveremos a empezar. ¡El III ha muerto, viva el IV!