Rustie Kastúo...


No pienses que me he equivocado y me he comido las fotos del principio del concierto de Rustie Kastúo. Si Alberto Mena tiene esa expresión es porque así de fuerte empezaron y así de fuerte terminaron, con algún que otro respiro en medio.
Ya me tenía que haber imaginado algo cuando lo primero que escuché fue la música de la escena del duelo en "La muerte tenía un precio", que me recordó a los conciertos del 83 del Tío Neil cuando empezaba con la versión de Barras y Estrellas del inimitable Jimmy.
Rustie Kastúo es una banda que hace rock, y rock duro. Y por algún lado tenía que salir es afición. Bienvenida sea. Y eso se notó cuando los primeros acordes que salieron de sus guitarras fueron los de ese Sultán con aires de R'n'R primitivo a la que siguió una arrolladora I'm The Ocean y una no menos impetuosa Shock & Awe. Estos rusties siempre sorprendiendo, en un cuarto de hora ya te han dado tres retazos a cual más diferente de la carrera de Neil Young, a ritmo de caballos locos. ¿Hay corazón o no?











Rustie Kastúo son Alberto (voz y guitarra), Jonathan (bajo) y Tony (batería), pero con la bulla que meten parecen mucho más.
Su siguiente set lo formaron Act Of Love, Sedan Delivery y un tema propio: Ella, inspirada por ese otro Mother Earth que todos ya conocemos, pero sin nada que ver con... ella. Hasta Woody me pareció que se balanceaba delante y atrás al compás.



Y cuando más tranquilos estábamos, nos volvió a sorprender con un tema como Lookin' For A Leader que estuvo apoyado por un audiovisual que la gente jaleó con ganas y en el que apuntaba hacia las ideas de Neil Young como ese objetivo que parece necesitarse en esta época oscura que nos amenaza, que no deja ser de capitalismo salvaje, aunque algunos palmeros pretendan disfrazarlo de algo llamado neoliberalismo.




 El último puesto de este set eléctrico fue para un tema propio: El Lago Azul. Una crítica a ese afán desmedido por la tecnología innecesaria, sólo por el hecho de estar a la moda.


Cuando empezó su parte acústica lo hizo con un tema como Love & War, al que siguió un precioso Out On The Weekend, en el que se hizo acompañar de Chani a la voz y a su inseparable armónica.
Pero ¿qué te creías? ¿Que ya se le había acabado la gasofa? Ni lo sueñes. Con la eléctrica de nuevo al cuello le hincaron las dentaduras a un Spirit Road de casi 7 minutos, aderezado de unos compases de rock pelado y mondado al principio que me hizo dudar de lo que venía detrás.



Desde este momento se abrió la puerta de las colaboraciones con los rusties presentes, como suele ser habitual en las actuaciones amigas. Los primeros en subirse fueron Pepe y Julia Vaquero que hicieron las voces de Mansion On The Hill, creo que demasiado cañera para lo que ellos hacen normalmente.
Y para la traca final, Keep On Rocking In The Free World (¿cuál mejor?), estuvieron también acompañando al quite nuestro gran Ricardo y nuestro no menos grande Manolo Grandpa. Valiente ellos. Una idea bonita la de incluir el megáfono en los coros de este tema.









Y para que nuestros corazones fueran volviendo a su ritmo normal, mientras que se retiraban del escenario, nos dejaron en pantalla las imágenes del II Rust Fest a la vez que su banda sonora sonaba por los altavoces. Bonita idea.
Un concierto perfecto con el que algunos (Alberto incluido) nos quitamos una espinita que nos quedó de la edición anterior en Tarifa, a pesar de que no estuvo libre de nubarrones amenazadores, que sin embargo no llegaron a romper, afortunadamente para todos y en beneficio de la Música.

Big John...

La programación del segundo día la abrió Nano Samper (alias Big John). Estaba previsto que hiciera un set variado que contemplaría temas en acústico en solitario, otros acompañado de su hija Marta y algunos acompañado del grupo The Flying Horses, aunque también subió al escenario David Funes que lo acompañaría a los teclados y Julia Vaquero en alguna segunda voz.
Marta, su hija, impresionó positivamente a todos los que allí nos reuniámos. A pesar de su juventud (14 añitos) y de ser la primera vez que se ponía delante de público, demostró tener muchas aptitudes y dominio no sólo en los temas en que apoyó a su padre , sino también cuando hizo de solista. Enhorabuena, Marta.
The Flying Horses sonaron bien y potentes, aunque al principio se les notaba algo inseguros con Neil Young, debido quizás a que como tengo entendido hace poco que se han incorporado al clan de la herrumbre. Además, no fue la noche propia para dar de sí todo lo que se puede dar.
Big John, viejo conocido de Bolonia, no defraudó. Su característica voz y su cuidado trabajo a la guitarrá acústica fue de nuevo impecable. Lástima que su descuidada organización pusiera la única nota negativa del festival e influyera negativamente no sólo en el ambiente de lo que es un Rust Fest, sino también en los músicos, los suyos propios y los que venían detrás, que vieron su tiempo reducido de manera obvia. Pero lo que interesa, que es la actuación, quedará ahí en el recuerdo.






















Segundo micro abierto...

Hoy ha sido una tarde estresante. Cuando llegué a La Traviesa me acordé del grabador que se había quedado en la habitación de Can Pastoret, así que media vuelta con Laura y me perdí las dos primeras actuaciones: The Killers y la de este rusty germano, Jürgen Voigt. No tengo perdón, pero ya no tiene remedio, a esperar un año.
De todas formas, Arancha, Cristina y el propio Manolo han tenido el detalle de enviarme algunas de sus fotos para que al menos quede constacia de la valentía de estos playeros de ponerse delante de este exigente público:

Los Killers: Manolo, Xan, Ricardo, Carlos y Xaco. Foto por gentilenza de Arancha, Cristina y Manolo (casi na)





Jürgen Voigt, desde Alemania.


Joserra y Julia


Isabel, Julia y Carlos




El público atento: Arancha y Xan.

Julia y Pepe

Robert, desde Australia.




Más público: Karen.

Alberto y Julia




Karjalainen, desde Finlandia.


Y más público, Rodrigo On The Beach.